Desde que nacemos y a lo largo de nuestra vida nos vamos encontrando con diferentes personas… Unas llegan para quedarse y otras sólo están por un momento o por temporadas.

Cada una de esas personas no ha pasado por tu vida por casualidad, así no funciona.

Aún cuando tú no lo sepas, detrás de cada persona que toca tu vida hay un plan perfecto elaborado por las más grandes inteligencias del universo.

Esas personas llegan a tu vida para ayudarte a que cumplas tu destino, para que trasciendas lo que te falta en tu camino evolutivo y de igual forma tú sin saberlo también les ayudas a ellos.

Es a través de la interacción con los demás como se va dando éste desarrollo, nadie puede crecer sin el otro, pues es el otro es quien nos muestra dónde está nuestro trabajo interior.

Detrás de todo lo que existe y sucede en el universo siempre hay un propósito de amor muy grande.

¿Cuál es ese propósito?

  • Que aprendamos.
  • Que sigamos nuestro camino evolutivo
  • Que a través de las relaciones con los demás comprendamos el diseño pedagógico del Universo.
  • Que podamos reconocer el principio de amor que se encuentra en la vida misma.

Y para que esto suceda, tendremos en nuestra vida dos tipos de personas diferentes:

Están las armónicas y pacíficas que nos sirven con su amor, nos ayudan a ser mejores personas y nos guían con su ejemplo.  

Y están las personas conflictivas y agresivas que son las que nos confrontan y nos ayudan a agilizar nuestro trabajo interior (por eso las llamamos nuestros entrenadores) al darnos cuenta que no podemos cambiarlas, estas son las más valiosas, ya que gracias a ellas podemos observar nuestras limitaciones y desarrollar principios de amor como la comprensión, la aceptación, el respeto, la valoración, la gratitud, entre otras. 

Al ser conscientes de la misión de cada persona en nuestras vidas, podemos disfrutar de la presencia de quienes son afines a nosotros y aprovechar aquellos que nos retan a trabajar en nuestro mundo interior.

Lina Marcela Botero