Cuando damos algo a alguien por lo general lo hacemos con la mejor intención.
Cada uno tiene una razón diferente para ayudar a alguien y acerca de esto es a lo que me voy a referir en estas líneas.
Para conocer la gran diferencia entre dar e intervenir, te recuerdo que todos contamos con habilidades y fortalezas que hemos ido desarrollando a través de los años, y estas facultades nos han dado la capacidad para hacer, crear y lograr aquello que nos hemos propuesto.
Por eso debemos tener claro que cada uno tiene la capacidad de generar los recursos suficientes para él; esto quiere decir que no todos necesitamos lo mismo, pero si podemos lograr los recursos que requerimos para el servicio que estemos prestando en el lugar donde estamos.
Para aclarar mejor este concepto, solo pensemos en una hormiga y en un elefante, ambos requieren recursos para la función que están prestando, pero en cantidades diferentes.
Así mismo es la proporción con los seres humanos que habitan el planeta, por lo tanto, si no tenemos este concepto claro, seguiremos interfiriendo a nuestro paso limitando al otro para que no logre por él mismo lo que es capaz de hacer.
Cuando hacemos algo por alguien que él puede hacer por sí mismo, estamos impidiendo que entrene sus habilidades, que aprenda a servir, que se desarrolle en los lugares donde puede ofrecer sus fortalezas; y a eso es lo que llamamos Interferencia.
Cuando estoy interfiriendo con otra persona, le estoy enseñando a recibir sin generar, a pedir, convirtiéndose en un hábito que lo lleva a ser un mendigo de la vida.
Aquellos que van por la calle estirando la mano para que les den algo de comer, nunca descubrieron que son capaces de hacer muchas cosas y cómo están convencidos de ello, no solo se sienten inútiles e incapaces, sino además piensan que los demás tienen la obligación de darles lo que ellos suponen que la vida les ha negado.
Ahora, desde la sabiduría hay una forma de dar a aquellas personas que han hecho algo por nosotros, y a esto lo llamamos Compensar; y es la manera de agradecerle al otro por un servicio, por un favor y también enseñarle a las personas a ser útiles y valiosas.
Por último, si quieres de verdad ayudar a alguien económicamente ya sabes que la compensación es una forma, y otra muy eficiente por sus resultados a largo plazo es cuando le enseñas una función, un oficio o un arte; ya que con estas herramientas esa persona reforzará su amor propio y su valía, al darse cuenta todo lo que puede llegar a hacer por el mismo.
Todos los seres humanos del planeta tenemos un profundo propósito de amor, si ya conoces el tuyo, muéstrale el camino a los otros.